jueves, 5 de febrero de 2015

¡Hola conectad@s!

Aquí comienza nuestro primer viaje a través de los años más remotos de nuestro pasado, la prehistoria. Intentaremos acercarnos a este período de la forma más exacta posible, pero sin renunciar al interés y al misterio. ¡Y siempre desde una perspectiva que esperamos que os guste!

Para inaugurar esta sección, cómo no acudir a unas de las más vistosas muestras culturales del ser humano, las venus. Ésta será la primera entrega de algunas más que iremos haciendo posteriormente. Tiempo al tiempo.

A principios del siglo XX, se desarrollan las primeras excavaciones sistemáticas en Francia, país con el que se observó  el auge de la arqueología prehistórica. Y con ellas, apareciendo los primeros restos de arte mueble que continuaban el debate acerca del simbolismo del hombre prehistórico tras el descubrimiento, en 1868, de las espectaculares pinturas de la Cueva de Altamira (Santillana del Mar, Cantabria)

En esta ocasión presentaré algunas de estas magníficas representaciones femeninas sin olvidar las posibles cuestiones que giran en torno a su origen, función o antigüedad.

Venus de Willendorf (22.000 -24.000, Willendorf, Suiza)  hallada en 1908 por Josef Szombathy. Esta figura de apenas 12 cm de altura es y ha sido uno de los hallazgos más importantes del siglo XX no sólo por su carácter insólito, sino por todo el simbolismo que desprende. Su anatomía destaca por la exageración de los atributos femeninos así como de las caderas, lo que ha dado pie a reforzar las explicaciones en relación a la fertilidad y a la maternidad o incluso ideal de Belleza[1]  (Witcombe, 2005)


Venus de Lespugue (26.000-24.000 B.P[2], Lespugue, Francia) fue descubierta en 1922 en la Cueva de Rideaux. Su cronología la sitúa en el Gravetiense, uno de los subperíodos en los que se divide el Paleolítico Superior, momento en el que el Homo sapiens sapiens penetra en Europa (en torno al 45.000 a.C). Su principal particularidad es que está tallada sobre un colmillo de mamut (Foucher et allí., 2002) 



Estos dos primeros ejemplos son muy válidos para introducir algunas de las teorías que se atribuyen a estos restos arqueológicos:
  • Simbolismo a través de su anatomía en tanto que son figuras con caderas anchas y pechos de gran tamaño, parecen representar la fertilidad y la maternidad. En una época donde la lucha por los recursos y la supervivencia era esencial.
  • Representaciones de la Madre Tierra, para favorecer la caza o la búsqueda de alimento y recursos. 
  • Figuras de culto debido a su escasez y su singularidad (Venus de Willendorf pintada con ocre, el mismo material de las pinturas rupestres; Venus de Lespugue realizada sobre un colmillo de mamut,un mamífero de gran tamaño y de difícil caza) 
  • Representaciones artísticas fruto de la sensibilidad y de la capacidad creativa.

Existen muchas más interpretaciones, aunque todas ellas, al igual que las anteriores, no suponen más que aproximaciones y elucubraciones de su función y su utilidad. Lo que no es cuestionable es que la generalización de las venus paleolíticas tuvo lugar hace más de 35.000 años, una vez que nuestra especie, el Homo sapiens, llegara a Europa y son una clara muestra de las dotes artísticas y el mundo simbólico de nuestros antepasados.

Vamos, que nada tienen que envidiar a la venus que pintó Botticelli o a la Venus de Milo tradicionalmente atribuida a Alejandro de Antioquía.

¿Qué más se les puede pedir a estas muchachas con curvas?


Javier Sánchez Martínez

BIBLIOGRAFÍA
-WITCOMBE, L.C.E.C., (2005) Women of Prehistory: Venus of Willendorf.
-FOUCHER, P., SAN JUAN, C., CANTET,J.P., (2002) Note préliminaire sur l’abri Sous-les-Rideaux (Lespugue, Haute Garone), Bulletin de la Société préhistorique française, 99, 1, 141-144.




[1] Witcombe establecía teorías acerca del ideal de belleza, aunque actualmente estas consideraciones han pasado a un segundo plano tras la redefinición de este ideal..

[2] B.P (Before Present) es un tipo de escala de edad utilizada especialmente en geología y otras ciencias. Esta escala se toma en relación al año 1950, fecha en la que son practicables las dataciones radiocarbónicas. Son fechas más exactas debido a que han sido calibradas.

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